Archivo mensual: octubre 2010

Smalltown Boy, o el síndrome del homosexual en un pueblo pequeño

Esta entrada ha sido creada para marketingcomunidad, un sitio que si no conocen deberían visitar YA.Vamos.

Estos son Bronski Beat. El que canta es Jimmy Sommerville.

No nos debería engañar la musicalidad bailona, o el cálido falsetto del cantante. La historia es dura. Durísima.

La historia de tantos y tantos homosexuales en pequeñas poblaciones rurales; una historia llena de abusos, dudas, tormento interior, lágrimas, impotencia y saliva tragada mezclada en vaso largo con sangre. La historia de alguien que hace las maletas y termina huyendo de tanta brutalidad.

Creo recordar que fue Ralf König el que lo mencionó, en su ensayo pseudoautobiográfico Con la mano izquierda. Lo que venía a decir era:

Como tantos homosexuales en pueblos pequeños, estaba completamente convencido de que estaba solo en el mundo.

König tuvo su epifanía cuando se enteró de que había un festival homosexual en Frankfurt, Homolulu.

Yo las tengo menos a menudo de lo que me gustaría, pero las tengo de vez en cuando. Y entiendo perfectamente, a mi pequeña escala, lo que pudo sentir Ralf. Porque piensas que estás solo en el mundo, pero no es así.

Me pasa de vez en cuando, me volvió a ocurrir el otro día. En este caso estaba hablando con un profesional español del Digital Signage. Estábamos de acuerdo en todo. El colapso de la publicidad tradicional, el crunch de los viejos modelos, el callo, las trincheras, el mucho humo y poco fuego, España, la innovación… las hostias en el patio y las miradas, y las risas. Las risas, siempre las risas…

And as hard as they would try
They’d hurt to make you cry
But you never cried to them
Just to your soul
No you never cried to them
Just to your soul

Los enfants tèrribles de la publicidad tradicional a veces nos olvidamos de que no estamos solos en este país. Se nos ignora, se nos tiene por alguien que da color en las mesas redondas o en los foros, pero que no tiene chance, no se cree que podamos ser una alternativa real a los popes establecidos. Y en España, para que contar. Un país que cuando oye de innovación echa mano a las pistolas, y que tiene la misma posibilidad de conseguir tener un premio Nobel que Botswana. Bueno no, que tenemos grandes literatos.

You leave in the morning with everything you own

In a little black case

Alone in a platform, the wind and the rain

On a sad and lonely place

Anda que no me he visto a veces en ese andén, camino de Palo Alto. O de cualquier sitio donde no te zumben por ser diferente.

Y para más INRI, tenemos que escuchar como las visiones para liderar a la publicidad post invierno nuclear vienen… de ex publicistas (o con dos, de publicistas en activo). Que, teniendo su talento, realmente son mucho mejores diagnosticando (acerados como cuchillos en el análisis) que recetando (gaseosos at best). Y me vienen a la cabeza dos grandes abanderados, uno español y otro Estadounidense, que en el negocio del aceite de serpiente no se entiende de fronteras.

Esto es a su manera, tan cómico como Cebrián propugnándose como salvador de PRISA. Que lo digan estos de The Guardian, que si lo digo yo soy un borde:

The man who led Prisa into a debt mess, in other words, wants to lead it back out.

"No, yo soy más inútil que tú" "¡Pero qué dices!"

El problema es que tenemos el síndrome del Smalltown Boy. Lo que deberíamos hacer es, cuanto antes, crear un bar de ambiente. Un sitio desinfectado donde la gente que realmente tenga ideas para innovar este mundillo pueda ponerlas encima de la mesa en un ambiente que estimule el intercambio de ideas. O que coño, un barrio directamente. Un Chueca de la Innovación. Que son muchos años de clandestinidad.

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